domingo, 11 de noviembre de 2012

Sesión III


La Nave de los Locos ya cuenta con dos miembros más en su tripulación: Andrés, que aunque su visita fue algo puntual, y no es oficial que este con nosotros todos los jueves, le consideramos un grumete más. Y Kelly, cuya intención es navegar en este barco de forma indefinida ¿Aguantará a los Locos que forman el equipo de este taller?... Responderemos a esta pregunta en las próximas sesiones.
Carne fresca era lo que necesitábamos, y precisamente de carne y sangre trató nuestra peculiar reunión del pasado jueves. Con las consignas de inquisición, brujas y bailes venecianos, los talleristas debimos elaborar tres principios alternativos al ya escrito en la anterior sesión.
Pero tal vez no fue esto exactamente lo que hicimos…inventamos otros principios totalmente distintos, sin cernirnos a las pautas que Teresa nos dio. Pero bueno a pesar de toda esta anarquía y aun así el resultado fue excepcional.

Y como diría Jack el destripador, vayamos por partes: pasemos a realizar la autopsia de todas y cada una de las historias que allí se expusieron.

El relato de Raquel nos introdujo de lleno en la piel de una agonizante bruja y su desconcierto ante su inminente muerte. Fantástica la descripción del fuego y el humo consumiendo el cuerpo de la joven.

Gema optó por la combinación de dos temas para su principio: brujas e inquisición; mostrándonos las últimas horas de vida en prisión de una mujer acusada –posiblemente de manera acertada- de brujería. Muy original el comienzo, donde en un cómputo numérico, la protagonista cuenta los segundos que le acercan a la muerte.

El relato de Rodrigo, al más puro estilo Poe, nos reveló los límites insospechados de la perversión humana ante el dolor ajeno, usando como protagonista a un juez de la inquisición amante de su trabajo.

Rocío nos ofreció el relato –en forma de monólogo interior- de una joven a punto de morir por lo que parece ser una traición y es condenada a recordar su tortuosa vida. Original y complejo, este inicio parece la promesa de una auténtica novela.

Belén, creativa como siempre, comenzó su relato con las notas que el protagonista –un detective al que le gusta espiar a sus vecinos- toma en una libreta. La muy querida señora Jordan y sus discusiones frente al cubo de basura aportó el punto cómico a nuestra reunión.

La tarde se cerró, como es habitual, con el reparto de las “tareas” encomendadas para el jueves siguiente: escribir tres posibles finales a los principios explicitados en esta sesión, utilizando para ello diferentes recursos: diálogo, flashback, cambio de tono, final feliz, descripción de un detalle, sentencia, cita o hecho sorpresivo.

Y ya solo queda decir adiós, así que:

Con las hogueras aun humeantes se despide un tripulante…

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