lunes, 4 de marzo de 2013

Crónica por Belén


Jueves. 17.30h. Un aula, diez pupitres colocados en círculo, ocho de ellos esperando impaciente que ocupen sus asientos y un pájaro en medio. Momento de empezar aquello que desde hace lustros no organizamos: el taller de poesía.

Empezamos leyendo los deberes: poemas plagados de metáforas inimaginables. Rocío nos sorprendió con su prosa poética y su descripción del joven del acantilado de “ojos de humo” y “pecho hacia el cielo a punto de volar”. Salinas dio una vuelta de tuerca a las peticiones del triunvirato y terminó como candidato para la Poetry Slam madrileña contra Dani Orviz (aquí os dejo enlaces para aquellos que no pudisteis venir).Belén se comió el poema del roscón de reyes ella solita porque nadie pudo entenderla y Kelly nos amenizó con “corazones coagulados” o

Hay un gran charco de sangre helado,
los ciervos libres y salvajes,
los furtivos cazadores dando rienda suelta a su pobre imaginación.”

Después Miguel se animó a enseñarnos algún que otro vídeo de Youtube del hombrecillo del Slam, y mientras intentaba hallar el mecanismo del proyector, Sergio nos dedicó un poema de Ángel González cuyo nombre no recuerdo acordarme (intento fallido de plagiar a Cervantes, qué le vamos a hacer). Tras un “Quiéreme, uno de los maestrillos del taller nos leyó unos fragmentos del libro “Mortal y rosa” de Francisco Umbral. Aquí añado un “esqueje”, que aunque no coincide con el que eligió Miguel, os anime a leerle:


Sólo encontré una verdad en la vida, hijo, y eras tú. Sólo encontré una verdad en la vida y la he perdido. Vivo de llorarte en la noche con lágrimas que queman la oscuridad. Soldadito rubio que mandaba en el mundo, te perdí para siempre. Tus ojos cuajaban el azul del cielo. Tu pelo doraba la calidad del día. Lo que queda después de ti, hijo, es un universo fluctuante, sin consistencia, como dicen que es Júpiter, una vaguedad nauseabunda de veranos e inviernos, una promiscuidad de sol y sexo, de tiempo y muerte, a través de todo lo cual vago solamente porque desconozco el gesto que hay que hacer para morirse. Si no, haría ese gesto y nada más.
Qué estúpida la plenitud del día. ¿A quién engaña este cielo azul, este mediodía con risas? ¿Para quién se ha urdido esta inmensa mentira de meses soleados y campos verdes? ¿Por qué este vano rodeo de la muerte por las costas de la primavera? El sol es sórdido y el día resplandece de puro inútil, alumbra de puro vacío, y en el cabeceo del mundo bajo un viento banal sólo veo la obcecación vegetal de la vida, su torpeza de planta ciega. El universo se rige siempre por la persistencia, nunca por la inteligencia. No tiene otra ley que la persistencia. Sólo el tedio mueve las nubes en el cielo y las olas en el mar.

En vox populi diré que consiguió que empatizáramos todos con Umbral. Palabras de los sentidos directamente al corazón-menos mal que las crónicas son anónimas-.

Por último el sendero de la hierba remató en unos juegos de diccionario. El juego consistía en que uno de los talleristas escogiese una palabra al azar del diccionario y anotase en una hoja la definición de este. Los demás debían redactar una definición de acuerdo con lo que les sugería el término y dejar volar la imaginación. Al final, se recopilaban todas las definiciones, se leían en alto y se elegía la que cada uno creía que era la correcta. Aquellos que acertaban se llevaban un mini punto y aquellos que habían logrado convencer con la suya falsa a otros participantes, otro tanto se añadía en su marcador. Nuestra querida filóloga obtuvo las mejores puntuaciones, pero Salinas en la última tanda quedó por delante de ella por cuatro puntos. Aún así, todos dimos merienda suficiente de creatividad a nuestra neuronita y salieron definiciones ingeniosas como “….” o “…..”.

En definitiva, otra tarde más los navegantes obtuvieron un gran tesoro: un pedacito de cada uno de sus compañeros.
¡Hasta la próxima!







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